Cada 2000 segundos me invades, me carcomes, muerdo un poco de aire y calmo mis ansias con tus imágenes.
Me dueles desde tan lejos que cuando llegas, es un dolor viejo . . .
Apenas huele a ti y ya en mis ojos . . . lo que no tengo.
Me ruedan verdes semilla de árboles en desuso, inservibles, inexplicables.
Cada rama que no tenga un columpio tendrá que ser removida, y pierdo en el decreto mi brazo derecho.
Pierdo también la rama que tendía el puente de tu alma a la mía.
Te veo alejarte incierta a la deriva.
Mi brazo, aun sangrante, forma montañas, abismos y fuentes donde no los había.
Hay un pequeño poblado de gente que llega, come mi carne, siembra en mis venas.
Soy columpio del pueblo de tu alma… y de la mía..








